En la capital colombiana, los mercados campesinos y plazas de mercado se mantienen como espacios esenciales donde convergen la riqueza del campo, la identidad cultural y el sabor tradicional. Recorrerlos no solo es una forma de abastecerse de productos frescos a buen precio, sino también una experiencia educativa, patrimonial y profundamente humana.
Así lo destaca Daniel Escudero Gutiérrez, director del programa de Gastronomía y Culinaria de Areandina, sede Bogotá: “Las plazas son mucho más que mercados: son aulas vivas de cultura alimentaria. Allí no solo se compra, se aprende, se recuerda, se conversa. Son un espejo de nuestra diversidad gastronómica y una vía directa para apoyar a los campesinos y comerciantes locales”.
¡Anote! Estas son 5 las plazas más emblemáticas para conocer en la ciudad
Se caracterizan por su historia, variedad de productos o su reinvención como destinos turísticos y culturales.
Plaza de Mercado de Paloquemao: Carrera 25 #19-02, localidad de Los Mártires: Considerada la joya de las plazas en Bogotá. Paloquemao ofrece una explosión de colores, aromas y texturas. Además de frutas, verduras, carnes, pescados y flores, sorprende por su notable oferta de productos internacionales, particularmente ingredientes asiáticos, mexicanos y peruanos.
Plaza Distrital de Mercado La Perseverancia: Calle 30A #5-40, localidad de Santa Fe: Reconocida por su transformación tras una intervención en 2017, hoy es un epicentro gastronómico. Su zona de comidas reúne a cocineros tradicionales que preparan platos icónicos como el ajiaco santafereño o el cocido boyacense, elaborados con productos adquiridos directamente en la plaza. El docente de Areandina de hecho recomienda ver el episodio dedicado a esta plaza en Street Food: Latinoamérica de Netflix para entender su valor culinario y social.
Plaza Distrital del Restrepo: Carrera 19 #14-60 Sur: localidad de Antonio Nariño: Este mercado mantiene viva la memoria de la Bogotá antigua, tanto por su arquitectura como por su gente. Allí confluyen más de 750 comerciantes y uno de sus mayores atractivos son las ensaladas de frutas, elaboradas al gusto con ingredientes como crema de leche, queso, helado o miel. También se destaca por su rincón de lectura para niños, que refuerza su vocación familiar.
Plaza Distrital de Mercado 12 de Octubre: Carrera 29B #72-39, localidad de Barrios Unidos: Emblemática y tradicional. Esta plaza es frecuentada por quienes valoran los productos frescos del altiplano cundiboyacense. Aquí se respira identidad popular y se encuentran desde papas nativas hasta mazorcas tiernas, además de emprendimientos gastronómicos que dan nueva vida al lugar.
Corabastos: Carrera 80 #2-51, localidad de Kennedy: Es el principal centro de abasto de Colombia. En este espacio monumental se mueven más de 10.000 toneladas de alimentos cada día. Escudero sugiere su visita especialmente a profesionales del sector gastronómico, como chefs, restauranteros y hoteleros, por la relación entre calidad, volumen y precio.
Seis consejos para planear un recorrido memorable por estos mercados
Más allá de saber a dónde ir, también es clave conocer cómo recorrer estos espacios para aprovecharlos al máximo.
- Dedique toda una mañana. No es una compra rápida. Es un paseo cultural. Cada corredor esconde historias, productos nuevos y consejos valiosos.
- Use ropa cómoda y sin miedo a ensuciarse. Entre más contacto se tenga con los alimentos, más gratificante será la experiencia.
- Revise por internet los días de abastecimiento. Las plazas no se surten igual en todo momento.
- Lleve su propia bolsa, carrito y efectivo. Muchos puestos no aceptan pagos digitales y el uso de bolsas plásticas es innecesario.
- Vaya temprano (6:00 a.m. – 9:00 a.m.). Es cuando se vive la plaza en su máxima expresión: llegan los productos, se intensifican los aromas y los comerciantes están más dispuestos a conversar.
- Interactúe con los vendedores. Como lo enfatiza Escudero, “el comerciante de la plaza es el mejor guía. Sabe cómo cocinar el alimento, con qué se combina y cuál es su origen. Es un conocimiento ancestral que debemos valorar”.
Lo que no se ve en supermercados: sabores ‘cachacos’, jugos y tradición
Uno de los principales encantos de estos lugares es descubrir productos que rara vez se ven en tiendas de cadena. Entre ellos:
Frutas autóctonas y olvidadas, como la chirimoya, la guama, la curuba o el lulo.
Jugos naturales de frutas exóticas, una tradición que asombra a muchos extranjeros.
Hojas de chisgua, antes usadas para envolver tamales bogotanos. Su búsqueda puede ser difícil, pero encontrarla es un homenaje a la cocina ancestral.
Dulces tradicionales, como los de guanábana, mora o bocadillos artesanales, que evocan las recetas de las abuelas.
“Estos productos nos conectan con la infancia, con nuestros abuelos y con la cocina que nos formó. Ir a la plaza es volver a las raíces”, afirma Escudero.
Además, el precio es accesible. Por ejemplo: Desayuno completo (caldo de costilla, café, pan): $20.000; almuerzo típico (ajiaco, lengua en salsa, arroz con camarones): desde $30.000; mercado variado de frutas y verduras: desde $30.000, dependiendo de lo que compre.
En conclusión, recorrer una plaza de mercado en Bogotá es mucho más que una tarea doméstica. Es una actividad enriquecedora, sostenible, educativa y profundamente gratificante. Allí se entrelazan los saberes campesinos, los sabores tradicionales y las historias que construyen nuestra identidad culinaria.