Por Juana Barreto
Ser adolescente nunca ha sido fácil, pero en la era de las redes sociales, la presión por encajar se ha vuelto aún más intensa. Cada día, estamos expuestos a vidas aparentemente perfectas, cuerpos ideales y éxitos inalcanzables. Es como si existiera una regla no escrita que dice que debemos ser populares, exitosos y siempre felices. Pero ¿y si todo esto es solo una gran ilusión?
El miedo a no pertenecer nos hace compararnos constantemente con los demás. ¿Por qué mi vida no se ve tan interesante como la de los influencers? ¿Por qué no tengo tantos seguidores? ¿Por qué no me veo como las personas que aparecen en mi feed? Estas preguntas, aunque naturales, pueden convertirse en una trampa que nos hace olvidar algo fundamental: no debemos ser como los demás para encajar en la sociedad.
Lo que las redes no muestran son las inseguridades, momentos difíciles y dudas. Incluso quienes parecen tenerlo todo bajo control también luchan con sus propios miedos. La autenticidad es más valiosa que la perfección, y encontrar lo que realmente nos hace felices es mucho más importante que cumplir con estándares irreales.
Ser diferente no es un error, es lo que nos hace únicos. No se trata de encajar en un molde, sino de encontrar el propio camino. Así que, la próxima vez que sientas que no eres suficiente, recuerda: la mejor versión de ti no es la que se parece a los demás, sino la que te hace sentir bien contigo mismo.
En conclusión, es importante ser único y no permitir que las presiones sociales cambien la esencia, los valores, lo que nos hace verdaderamente felices, porque lo que somos y lo que queremos ser no lo define una sociedad, ni una moda, nuestros talentos son únicos y los debemos explotar sin compararnos porque la meta es propia y no de una sociedad.