Hoy, en el Día Internacional de la Mujer, es importante visibilizar una realidad que aún persiste: la violencia contra las mujeres y las niñas sigue siendo una grave amenaza para la seguridad y el bienestar de millones de personas en todo el mundo. Aunque los datos sobre la violencia de género han mejorado en los últimos años, la situación sigue siendo alarmante, especialmente en países como Colombia, donde muchas mujeres aún viven con miedo y sufren a diario las consecuencias de este flagelo.
Según cifras de ONU mujeres, a nivel mundial, se estima que 736 millones de mujeres, casi una de cada tres, han sido víctimas de violencia física o sexual por parte de su pareja, o de violencia sexual fuera de la pareja, al menos una vez en su vida. En Colombia, esta problemática no es ajena. El país continúa siendo uno de los más afectados por la violencia de género, con una alarmante cantidad de mujeres que, a diario, enfrentan agresiones en sus hogares, en las calles y, cada vez más, en el espacio digital.
Los datos sobre la violencia contra las mujeres y las niñas en Colombia reflejan una realidad desgarradora. Según el Observatorio Feminicidios Colombia, en 2024 se registraron más de 100 feminicidios, sin contar las víctimas de violencia física, sexual y psicológica. Las cifras son solo la punta del iceberg, pues muchas mujeres aún temen denunciar, ya sea por miedo a represalias o por desconfianza en el sistema de justicia.
La violencia psicológica, el acoso sexual, el abuso doméstico y el acoso digital son algunos de los rostros de esta lucha diaria. En Colombia, más de un tercio de las mujeres han sufrido alguna forma de violencia por parte de su pareja, y el ciberacoso se ha convertido en una forma creciente de agresión, especialmente entre las mujeres jóvenes. Además, las mujeres que se desempeñan en la vida pública, como las líderes sociales y periodistas, enfrentan amenazas constantes debido a su género, lo que obstaculiza su participación plena en la sociedad.
Un paso crucial para entender la magnitud de la violencia y mejorar la respuesta a esta problemática es la recolección de datos, en la actualidad hay muchos casos que ni son tomados en cuenta. Hay organizaciones como ONU Mujeres, que logran detallar datos comparables a nivel mundial sobre la violencia de género, lo que permite crear políticas públicas más efectivas y brindar un apoyo más adecuado a las víctimas.
Sin embargo, es fundamental reconocer que la violencia contra las mujeres no tiene fronteras. En muchos países, la violencia sigue siendo un asunto privado y silenciado, lo que impide que muchas mujeres encuentren refugio y justicia. La lucha debe continuar hasta que se pueda garantizar a todas las mujeres la posibilidad de vivir sin temor, de caminar por las calles con tranquilidad y de acceder a servicios de salud, educación y justicia sin enfrentar violencia en ninguna de sus formas.
Este 8 de marzo no es una celebración, es un llamado a las entidades, gobiernos y personas del común, para que no sigan minimizando esta problemática, es un día en el que no deberíamos celebrar sino detenernos un momento y pensar en soluciones que realmente generen el fortalecimiento de las políticas públicas y la participación activa de la sociedad civil para construir un futuro en el que la igualdad de género sea una realidad y la violencia contra la mujer sea cosa del pasado.