Por Nicolás Quintero
Como muchos jóvenes cercanos a los 30, crecí con los videojuegos. Son un medio de
entretenimiento, inspiración y escape. Y cada nueva consola genera emoción. Esta vez, el
turno es para Nintendo, con el lanzamiento del Switch 2, anunciado para el 5 de junio de
2025.
Aunque se presenta como una evolución del Switch original, portátil y de consola de
sobremesa, hay detalles que preocupan.
Uno de ellos son las Game-Key Cards: cajas de juego que ya no incluyen el juego, sino
un código o pase de descarga. Aunque pueden ofrecer ventajas (como prestar las Game-
key Cards), lo cierto es que no tienes el juego en propiedad. Esto ya lo hemos visto en
plataformas como la eShop de Wii U o el Bazar de Xbox 360, donde muchos títulos
“comprados” simplemente desaparecieron sin previo aviso.
¿Te suena confuso? Imagina que compras el CD de tu banda favorita: es tuyo para
siempre, aunque el grupo se disuelva. Pero con las Game-Key Cards, el juego podría
dejar de existir incluso si pagaste por él. Solo obtienes un permiso temporal, no el
producto.
Y si fuera poco, instalar apps o programas externos en la consola, como uno para poner
música mientras juegas, puede llevar a que Nintendo bloquee tu Switch 2, acusándolo de
manipular el sistema. Nadie apoya la piratería, pero personalizar tu experiencia no
debería significar perder acceso a tu consola.
A eso sumemos juegos lanzados incompletos o llenos de bugs, que prácticamente obligan
a comprar DLCs para completarlos.
No se trata de estar en contra del formato digital. De hecho, gracias a él, podemos
disfrutar títulos antiguos. El problema es otro: estrategias y políticas que limitan nuestra
experiencia como jugadores, poniendo en riesgo lo que compramos.
¿Tú qué opinas sobre estas prácticas? Si te sentiste identificado, compártelo con tu
gamer de confianza. Por mi parte, seguiré disfrutando de este hobby… y también
escribiendo sobre él.