El exremero neozelandés Toby Cunliffe-Steel reflexiona sobre cómo el deporte lo ayudó a recuperarse de un tumor cerebral, su retiro forzado, cómo espera ayudar a otros atletas y la importancia de equilibrar el bienestar con el rendimiento.
Apenas un mes después de cumplir 15 años, a Toby Cunliffe-Steel le diagnosticaron un raro tumor cerebral.
Si bien la cirugía le permitió retomar su vida, fue su amor por el deporte lo que impulsó su recuperación.
Toby llegó a representar a Nueva Zelanda entre 2009 y 2016, convirtiéndose en el primer remero de su país en ganar una medalla en los Juegos Mundiales Universitarios.
Dos años más tarde, se vio obligado a retirarse de la competencia internacional tras ser diagnosticado con deficiencia relativa de energía en el deporte (RED-S).
Desde entonces, Toby ha hecho la transición hacia el trabajo de incidencia, ayudando a dar voz a los atletas.
Es miembro electo del Consejo de Atletas de la Agencia Mundial Antidopaje (AMA) y preside la Comisión de Atletas de la Sport Integrity Commission en Nueva Zelanda.
Conversamos con Toby sobre el papel del deporte en su recuperación tras la cirugía cerebral, su retiro, su labor de defensa y el consejo que tiene para los atletas.
A los 15 no comprendía del todo lo que significaba tener un tumor cerebral
Principalmente estaba frustrado porque no podía hacer las cosas que me encantaban, como el deporte y los videojuegos.
Por suerte, tuve la madurez suficiente para desarrollar una conciencia sobre la fragilidad de la vida y la importancia de hacer todo con un propósito.
Esa mentalidad marcó mi carrera deportiva y todavía guía la forma en que vivo hoy.
El remo me motivó a recuperarme
Mis padres querían que me mantuviera activo y me animaron a probar distintos deportes. Cuando unos amigos de la familia me invitaron a una sesión de remo, ellos me empujaron rápidamente a intentarlo.
Después de la primera sesión quedé enganchado: el reto fue más bien detenerme.
Tras la cirugía, el deporte no solo me ayudó a recuperarme: me dio una razón para hacerlo.
Aunque no había olvidado cómo moverme, tuve que reaprender acciones básicas de formas que no se vieran comprometidas por el tumor.
El deporte me motivó a reconstruir mi fuerza y coordinación, y me recordó hacia qué estaba trabajando.
Mi cirujano me dijo que fui uno de sus pacientes con recuperación más rápida, y lo atribuyó tanto a mi estado físico previo a la cirugía como a mi deseo de volver al remo.
Al cabo de un año de la extracción del tumor ya estaba remando de nuevo, esta vez con una visión transformada y con el impulso de darlo todo en todo lo que hacía.
Eso me llevó a representar a Nueva Zelanda y me dio habilidades y experiencias que definen quién soy hoy.
El deporte fue el puente para convertirme en una mejor versión de mí mismo.
El retiro fue desgarrador
A finales de 2016 comencé a tener síntomas que hacían difícil incluso la actividad física básica, mucho más el remo.
Mi mentalidad era que, si trabajaba duro, sin importar mi estado físico o mental, tendría éxito. Pero forzarme durante meses con una fatiga cada vez peor no era sostenible, especialmente siendo un atleta con restricción de peso.
Cuando me diagnosticaron RED-S, me sentí aliviado de entender al fin lo que ocurría, pero también destrozado.
Que me dijeran que debía detenerme chocaba con todo lo que era mi naturaleza, y aceptar que había fallado a mi cuerpo tomó mucho tiempo.
Todavía me frustra haber ignorado las señales de advertencia, pero ahora comprendo que trabajar con inteligencia, y no solo con intensidad, es fundamental.
El bienestar influye en el rendimiento
En conversaciones con atletas de todo el mundo, escucho el mismo mensaje: la probabilidad de rendir al máximo aumenta enormemente cuando prosperas tanto física como mentalmente.
Por experiencia propia, acudir a un profesional de salud mental revela el impacto positivo que puede tener en la búsqueda del rendimiento y de los objetivos.
Quiero que el bienestar del atleta sea reconocido como un factor que sostiene directamente el rendimiento.
Lamentablemente, suele abordarse cuando las cosas ya han salido mal, en lugar de integrarse de forma proactiva en los sistemas. Pero el bienestar y el rendimiento están fundamentalmente ligados.
Cuando un atleta prospera mental y físicamente, está optimizado para rendir. Priorizar el bienestar es una ventaja competitiva.
Todas las voces cuentan
Mi pasión por la defensa surge de un profundo amor por el deporte y de una comprensión directa de la vulnerabilidad de los atletas.
Aunque gran parte de mi carrera fue positiva, también experimenté abuso, discriminación e incluso manipulación en competencias. En muchas de esas situaciones, así como durante lesiones o momentos de no selección, se tomaron decisiones que moldearon mi futuro, y aun así yo tenía poca o ninguna posibilidad de intervenir en ellas.
Eso fue el catalizador que me llevó a querer cambiar el sistema para que los atletas de todos los niveles tengan mejores experiencias deportivas que las que yo tuve.
Quiero que las voces de los atletas estén integradas en la toma de decisiones, con políticas que protejan a los participantes y entornos transparentes.
Los atletas deben saber que su voz importa y contar con canales claros para expresarla, especialmente cuando se trata de decisiones que afectan su futuro.